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¿QUÉ PASÓ CON NOSOTROS?

Érase una vez, en un castillo tecnológico, ubicado lejos de la zona urbana, adornado de árboles, flores y de un ambiente donde se respiraba el eco del adiós, el dolor y la incertidumbre; un viejito canoso, débil en su cable de poder, arrumbrado en su teclado, y de un aspecto quebradizo en el fondo de su pantalla; se encontraba mirando por el ventanal de su castillo el ocaso de la tarde, que desplegaba el manto de una noche oscura, fría y tenebrosa. Anacleto era su nombre. De repente aparece en su aposento y llevando con ella un bastón, que sostenía su estructura frágil y debilitada por el paso de los años, una calculadora con vestido rojo y los ojos de su pantalla negros azabaches.

 

​Toma asiento le dijo Anacleto, contemplemos juntos el firmamento, hay muchos accesorios nuestros que han perdido el brillo de su mirada, y el dinamismo en sus actividades cotidianas; es entonces donde me pregunto ¿QUÉ PASO CON NOSOTROS? No te preocupes mi querido Anacleto, la vida pasa pero nosotros podemos ingresar al Centro Nacional de aprovechamientos de residuos electrónicos (CENARE) tomaremos fuerza y la vida nos volverá a sonreír, sé que quieres levantarme el ánimo, pero creo que debemos aceptar que los años no vienen solos, estamos obsoletos. No te aflijas le dijo Nokia, el CENARE es una luz que brilla para nosotros y juntos entraremos al maravilloso mundo de las TIC y volveremos a sonreír y ser felices. Gracias preciosa, como siempre tú tan especial y maravillosa conmigo, vamos a CENARE y saldremos rejuvenecidos y útiles a la sociedad.

 

Así Nokia y Anacleto con pasos lentos y mirada baja, ingresaron al CENARE, donde los recibieron con los cables abiertos y las luces encendidas, les explicaron que se les brindará un tratamiento adecuado; sonrieron con la pantalla llena de esperanza y gritaron “Adiós RASPEL” (Residuos Peligrosos) seremos nuevos y estaremos a la moda, se abrazaron  y dándose un teclazo vivieron felices para siempre, colorín colorado el cuento se ha acabado.  

 

FIN. 

CREANDO UN RECURSO PARA MI CLASE

LA LUZ DE LA ESPERANZA BRILLA 

 

Érase una vez, en un espacio donde la primavera hacía su nido, un joven corpulento, gallardo y buen mozo, de cable fuerte y enérgico, con celdas de seguridad y un teclado que brillaba con luz propia, penetró la luz de su pantalla, simultáneamente al despuntar la aurora, de un día lleno de sol y donde los pájaros de mil colores revoleteaban por los alrededores de su mágico castillo tecnológico; para sorpresa de muchos era Anacleto, quien después de internarse en un Centro de Estética, se presentó con aires de superación y  con todas las ganas de seguir dando candela, luces y potencia a la nuevas exigencias de las técnicas de la informática y la comunicación. Pensando en su querida le mando un mensaje por whasap para invitarla a tomar un té, había pasado no más de quince minutos cuando Nokia con una figura despampanante, su vestido de gala rojo pasión, sus ojos azabaches, susurraron en el oído de Anacleto su melodiosa voz, que le dijo, aquí estoy amor mío.

Ese día lleno de esplendor, pasearon por el prado después de haber tomado té, dialogaron acerca de su reestructuración  que el CENARE les había brindado, me siento joven y bello, mi CPU es nuevo, mi disco duro, funciona a la perfección, mi cable de poder, tiene el poder de la roca y la energía de un tigre, mi teclado rebosa de salud, mi pantalla nítida y mi memoria que nada olvida, que todo recuerda, es un obsequio divino, qué más puedo pedirle a la vida?. Te veo y no lo creo le dijo Nokia, ahora yo realizo operaciones a la perfección,  saco la raíz cuadrada de números gigantes, mi sonido es claro y mis pasos firmes.

Así había transcurrido la mañana y la tarde, cuando de insofacto, un mensaje a Anacleto le pinto la vida de colores y mil sabores, era sin duda las TIC que invitaban  a que ingrese a este maravilloso mundo, junto con Nokia, para que hagan parte de la nómina de la tecnología y dejen de pertenecer a RAEE (Residuos de Aparatos eléctricos y Electrónicos), pues ahora ya no son residuos, sino por el contrario unos aparatos que brindan un  servicio a la comunidad.

Nada pudo opacar la felicidad de Anacleto y Nokia, se codeaban con aparatos sofisticados, de alta alcurnia tecnológica y de un sistema de información avanzado, ellos aunque un poco rezagados por ciertas limitaciones, dieron la talla al servicio de todo hombre y de toda mujer que recurren a ellos y muchos más, para poder comunicarse con claridad y precisión.

Fuimos creados para servir, porque mi amada Nokia dijo Anacleto, quien no nace para Servir, no sirve para Vivir, dándose un beso electrónico, dejaron atrás lo obsoleto y las prácticas inadecuadas, colorín colorado el cuento se ha acabado.

 

FIN. 

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